El sitio donde se guardan los libros del futuro: una biblioteca noruega guarda obras que no se podrán leer hasta 2114

Así nació ‘Future Library‘, un proyecto que cada año recoge una obra de un autor popular para guardarlo bajo siete llaves en una ‘habitación silenciosa’ aún en construcción de la Biblioteca Deichman, la biblioteca pública de Oslo. Aunque no es el único proyecto que tratan de jugar con el tiempo, la Biblioteca del Futuro nos permite hacernos algunas preguntas interesantes, ¿cómo nos leerán desde el futuro?

Durante el verano de 2014, Katie Paterson tuvo una idea. Plantaría 1000 abetos noruegos en un parque de Oslo con la única función de que cien años después sirvieran para fabricar el papel sobre el que publicar 100 libros. Pero no un centenar de libros cualquiera, no. Serían libros escritos precisamente para que nadie los leyera hasta un siglo más tarde.

Siempre me han atraído las “cápsulas del tiempo”. Sin embargo, como señala el historiador William Jarvis, la mayoría de las cápsulas del tiempo intencionales generalmente no proporcionan mucha información histórica útil: “están llenas de basura inútil, nueva y en perfecto estado, que dice poco sobre la gente de la época”.

Por ejemplo, aquí en España, tenemos algo similar. Cuando en 2007, la sede del Banco (Santander) Central Hispano pasó a ser la sede del Instituto Cervantes, César Antonio Molina y el equipo directivo decidieron darle uso a la enorme caja fuerte que se encontraba en el corazón del edificio. Así crearon la ‘Caja de las Letras‘, en la que cada premio Cervantes (y otras personalidades del mundo de la cultura) podrían depositar cosas con la única condición de que no podrían sacarse hasta una fecha acordada previamente.

Y, sinceramente, salvo que en la caja 1034 haya, como se rumorea, un guion inédito de Luis García Berlanga, la “Caja de las Letras” es un buen ejemplo de lo que denuncia Jarvis. Pero, en el caso de la ‘Future Library’, sí hay una cosa interesante: ¿cómo es escribir para lectores de dentro de cien años?

“Capturar la imaginación de futuras generaciones”, eso sí que es un objetivo ambicioso. Había un viejo adagio ciberpunk que decía que “el futuro influye más en el presente que el pasado“. He de confesar que no tengo claro que sea cierto, pero sí creo que iniciativas como esta nos enfrenta a ello de forma directa… una pena que la mayoría de nosotros nunca sabremos cómo intentaron estos autores conquistarla.

Por Javier Jiménez; xataka.com