El Eternauta, un mito de 63 años

Hace trece años, se instituyó el 4 de septiembre como el Día de la Historieta en Argentina. Fue en conmemoración de los 50 años del lanzamiento del Suplemento Semanal Hora Cero, que incluía las primeras tres páginas de El Eternauta, una historieta de invasión extraterrestre escrita por Héctor Germán Oesterheld (HGO) y dibujada por Francisco Solano López. [04.09.2017]

Estos seres humanos no solo deben lidiar con la caída de copos misteriosos y con protozombis, sino que también deben vérselas con seres alienígenas teledirigidos, sofisticados sistemas de control y manipulación psicológica, más la incertidumbre de estar expuestos a unos poderosos villanos, verdaderos enemigos que no aparecen gráficamente en ninguna viñeta: los “Ellos”.

Todo transcurre en una ciudad de Buenos Aires (y sus alrededores) completamente arrasada. La principal virtud de la historia podría ser la carencia de un héroe, y que el protagonismo recae en un grupo de personas comunes que unen fuerzas y habilidades para resistir y sobrevivir a una catástrofe múltiple. Ese es quizá el ingrediente narrativo que contribuyó a que esta aventura de ciencia ficción se haya convertido en un clásico mundial de la historieta.

Una metáfora de resistencia

El Eternauta –su primera parte, la publicada entre 1957 y 1959– tuvo numerosas reediciones recopilatorias a lo largo de décadas. Sin embargo, una medida oficial contribuyó a convertir la obra de Oesterheld y Solano López en un fenómeno editorial que alcanzó a un público más amplio que el lector habitual de historietas: en 2007, a través de la Campaña Nacional de Lectura, el Estado nacional hizo del título de ciencia ficción un texto sugerido para su lectura en las escuelas secundarias.

Hubo otros gestos de reconocimiento oficial. Ese mismo año, se montó la muestra HGO+Eternauta en la Biblioteca Nacional, que incluyó publicaciones e información documental. Tres años después, en 2010, desde la Presidencia de la Nación, se realizó un emotivo homenaje a Oesterheld (en el que estuvo presente su mujer, Elsa Sánchez), en la apertura de la Feria del Libro de Frankfurt. En ese acto, El Eternauta entró al mundo de la literatura por la puerta grande.

Finalmente, en 2013 la Televisión Pública emitió la miniserie ficcional Germán, últimas viñetas, guionada por el historietista Luciano Saracino, que narra los últimos años de vida de Oesterheld.

En medio de esos gestos de consagración, el personaje, que marcha vestido con un improvisado traje de buceo, también incursionó en la arena política partidaria argentina, siendo su iconografía reutilizada como herramienta de militancia.


Esas acciones, bastante recientes en el tiempo, solo pueden explicarse si nos detenemos a ver qué pasó con la trayectoria de su creador: en sus últimos años de vida, Oesterheld fue un militante revolucionario, y fue detenido desaparecido hace 40 años, por la última dictadura argentina.

Ese mismo destino corrió casi toda su familia, incluyendo sus cuatro hijas.

Con el tiempo, la trayectoria y la figura pública del autor se asociaron a su principal historieta, El Eternauta, que comenzaría a ser leída como una metáfora de resistencia a un poder opresor, como una narración impregnada de valores humanistas y solidarios.

No podemos hacer mención aquí de todos los usos, discusiones y relecturas que se hicieron de este relato ficcional en cuadritos. Solo diremos que esos usos son los que lo han mantenido vivo hasta hoy, con una buena salud editorial.

El legado de Oesterheld

Todo texto, ya sea un manual escolar, un poema o una historieta, existe porque alguien lo lee y le da un sentido: los textos son un producto de la interpretación, y no a la inversa. En cada época, es una decisión de la comunidad de lectores lo que va a convertirse en un fenómeno editorial y lo que va a ser considerado literatura.

Desde hace unos 20 años, en Argentina, la historieta de aventuras ha dejado de ser una industria rentable y de alcance masivo. Sin embargo, hay un nuevo despertar editorial y creativo, junto a un renovado interés por este lenguaje estético y forma narrativa. A ese renacimiento ha contribuido el rescate de El Eternauta.

La dramática aventura de ese personaje ha ingresado desde múltiples lugares al interés y a la consideración de un público más amplio, en especial jóvenes, que excede al comiquero.

Es que El Eternauta es más que una historieta: se ha vuelto afiche, remera, grafiti, juego de mesa, canción, bandera de militancia y hasta texto escolar. Esa trascendencia y vigencia tal vez se deba a que el viejo relato escrito por Oesterheld y dibujado por Solano López aún tiene cosas para decirnos, contarnos y mostrarnos.

Por Sebastian Gago
Investigador asistente del CIECS (Conicet y UNC) y Profesor asistente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. shgago@gmail.com