Filósofa autoproclamada “paria” que tejió feminismo, socialismo, pacifismo y antiesclavismo.
Flore Celestine Therèse Henriette Tristán Moscoso nació el 7 de abril de 1803. Hija de un coronel criollo de la armada española en el virreinato del Perú y su madre, una francesa que, escapando de la Revolución de 1789, emigra a Bilbao. Allí, sus padres contraen matrimonio ante un sacerdote; formalidad que no tendrá validez ante las leyes francesas. Hasta los cinco años formó parte de la alta sociedad parisina y latinoamericana, siendo Simón Bolívar uno de los visitantes frecuente de su casa. Al fallecer su padre quedaron en la miseria y la familia peruana se negó a reconocerlas, de este modo acabaron viviendo en un barrio miserable de París donde no siempre tuvieron para comer. Poco después su madre la alentó a casarse con el dueño de un taller de pintura y litografía, un matrimonio atros y violento del cual termina huyendo al cabo de tener su tercer bebé, única hija. Flora leyó la obra de Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de la mujer, y su conciencia feminista cristalizó, comprendiendo que como hija ilegítima y como esposa separada y perseguida era una doble paria. Huyendo de su marido se fue de París y el día que cumplió treinta años se embarcó rumbo a Perú, para intentar recuperar la herencia de su padre. Tras varios intentos, sólo logró una pequeña paga por parte de su familia paterna, la cual utilizó para dar sus primeros pasos como escritora.
Después de vivir dos años en Perú volvió a Francia y emprendió una campaña en defensa de los derechos de la mujer y de los trabajadores y, en contra de la pena de muerte. Consiguió divorciarse y la custodia de su hija Aline, aunque su marido nunca dejó de perseguirla incluso intento matarla en plena calle disparándole, ella sobrevivió y vivió con una bala en el pecho. Consiguió el favor tanto del público, que alabó y compró sus escritos, como de los jueces, que condenaron a su marido. Este, que además había sido acusado de intentar violar a su propia hija, fue condenado a veinte años de trabajos forzados. Esta hija, Aline, fue la madre del pintor Paul Gauguin.
En 1839 publicó Peregrinaciones de una paria, donde relata su estadía en Perú y los cambios sociales que allí se estaban gestando. En estas páginas, Flora describe los paisajes, la vida y las costumbres del Perú de mediados del siglo XIX y toca tan íntimamente la fibra de la sociedad peruana que su libro fue quemado públicamente en Arequipa apenas vio la luz. Al poco tiempo emprendió viaje a Inglaterra, allí visitó fábricas inmundas y barrios insalubres, así como hospitales, psiquiátricos, cárceles y asilos donde se confinaba a la población sobrante, incluso se disfrazó de hombre para colarse en el Parlamento Británico. Sus impresiones de la cuna de la revolución industrial, aparecerán plasmadas en Paseos en Londres, que es muy bien recibido por la crítica, logrando no sólo que la prensa publique algunos fragmentos de la obra, sino también, que la misma sea reeditada en dos oportunidades. Impactada por las espantosas condiciones de vida de los trabajadores al comienzo de la Revolución industrial, que según ella eran mucho peores que las de los esclavos, esbozó la idea de que la única forma que los trabajadores tenían de luchar contra una opresión tan brutal era formar una unión obrera que traspasara fronteras. Esta idea la plasmó en otra de sus obras, La unión obrera, aparecida en 1843.
Murió de tifus en 1845 a los cuarenta y un años, cuando se encontraba en Burdeos, una de las ciudades que visitó en la gira que hizo por toda Francia para predicar sus ideas socialistas y de emancipación de la mujer. Un año después apareció su obra La emancipación de la mujer.
Fuentes: Andrea D’Atri, La Izquierda Diario; Adela Muñoz Paéz, revista Acardia.com; Núria Marrón, el Periódico.com.