Imaginen una escuela en la que niñas y niños son protagonistas de su propio aprendizaje. En la que los docentes, atentos a las etapas del desarrollo de la infancia, los guían en la construcción de su autonomía. Una en la que chicos y chicas aprenden a reconocer sus dificultades y, lejos de frustrarse, eligen trabajar en ellas destinando el tiempo necesario. Piensen en una escuela que busque compensar las desigualdades y logre llevar al éxito académico a los más desfavorecidos. Una escuela cuyo objetivo principal sea brindarles herramientas para vivir en un mundo cambiante. A comienzos del siglo XX, Maria […]